El gobierno de Javier Milei atraviesa un momento de fuerte inestabilidad política. La derrota en las elecciones bonaerenses no solo profundizó las internas dentro de La Libertad Avanza, sino que también abrió un nuevo capítulo en la relación con los gobernadores.

En medio de este sacudón, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, se incorporó al bloque Provincias Unidas, que debutó esta semana en Córdoba, marcando una señal de resistencia frente a la Casa Rosada. El movimiento fue leído como un mensaje político claro: los mandatarios provinciales reclaman mayor diálogo y participación en las decisiones nacionales.

“¿No nos llamaron cuando entraron a robar y nos llaman ahora cuando los persigue la policía?”, lanzó con ironía un operador opositor, resumiendo el malestar de varios dirigentes ante lo que consideran un trato distante y tardío del gobierno libertario.

Mientras Milei ratifica públicamente el rol central de su hermana Karina como pieza clave en el esquema de poder, en las provincias se multiplican las dudas sobre el rumbo político y económico. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, intenta tender puentes, acompañado por el nuevo ministro del Interior, Lisandro Catalán, pero las señales todavía no alcanzan para recomponer la confianza.

En este contexto, la incorporación de Valdés al bloque de gobernadores le da a Corrientes un papel destacado en el tablero nacional. Con experiencia de gestión y buen diálogo con distintos sectores, su figura aparece como una de las que podría equilibrar la balanza en la pulseada por mayor federalismo.

Este lunes, Milei presentará el Presupuesto 2026 en cadena nacional. Será una prueba de fuego: no solo deberá convencer a los mercados y a la sociedad, sino también a los gobernadores, que hoy aparecen más unidos y firmes en sus reclamos.

La política argentina vive días de mucha tensión. Y Corrientes, a través de Valdés, decidió no quedarse al margen de este nuevo escenario.